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Archive for the ‘Producción Periodística UMH’ Category

Pau Llop y la neutralidad de la red

17 marzo 2010 1 comentario

Pau Llop visitó a los alumnos de cuarto de periodismo de la Universidad Miguel Hernández (entre los que me encontraba yo) el pasado miércoles 10 de marzo. El joven periodista alicantino, fundador de bottup, ofreció una amena charla en la que analizó al detalle la situación actual del periodismo y sus posibilidades de futuro haciendo hincapié en el periodismo digital. También trató varios conceptos como el de neutralidad de la red, periodismo ciudadano o periodismo hiperlocal, entre otros. Además, habló de las posiblidades de las redes sociales como medios comunicación, de las que dijo que «se puede sacar muy buena información de ellas» y destacó el ejemplo de Twitter, herramienta que cada vez es más popular entre los periodistas. Por último, respondió a las preguntas que les realizaron los alumnos asistentes que, tal como expresó Pau Llop en Twitter, se mostraron muy «proactivos«. En el mismo comentario, el joven periodista aseguraba que la actitud de los mismos le resultó «esperanzadora«.

A continuación os dejo un vídeo con las principales respuestas de Pau Llop a las preguntas de los alumnos de periodismo de la UMH:

Descarga la conferencia de Pau Llop a los alumos de 4º de perodismo de la UMH.

Érase una vez un periodista a un ordenador pegado

1 marzo 2010 1 comentario

Hace algunos años, la gran mayoría de la sociedad internauta concebía la Red como una herramienta de comunicación al uso (chat, envío de correos electrónicos…), pero de un tiempo a esta parte se ha impuesto la concepción de Internet como el principal recurso para buscar contenidos informativos. Raro es aquel medio de comunicación periodística que no cuente con su página Web en el ciberuniverso. Sin embargo, ahora no basta sólo con tener un portal en la red. Hay que estar al tanto de las tropecientas herramientas que ven la luz cada día en Internet e intentar sacarles partido para mejorar aquel medio en el que trabajemos. La versión digital de un medio debe renir una serie de requisitos para cumplir su función como cibermedio.

Lo que se le exige ahora a estos medios digitales es que no sean meras copias del formato original (impreso o audiovisual). Que no se limiten a volcar contenidos, sino que estén actualizados constantemente, que la información sea fácilmente accesible, que sean atractivos y que inspiren confianza. Pero, además, también es imprescindible que no sean páginas ‘estáticas’. El medio debe permitir una total interacción con el usuario con diversas herramientas (blogs, espacio para comentarios, foros, chats…) pero, ahora más que nunca, ha de hacer uso de las redes sociales o de las nuevas plataformas web 2.0. Facebook, Tuenti, Twitter, Flickr… los grandes medios incluyen en sus informaciones herramientas para compartir las noticias a través de estas redes sociales. Incluso muchos medios forman parte activa de ellas: véase Sport.es en Facebook, Elpais.com en Twitter y hasta The New York Times en Myspace.com.

A todo lo comentado se debe la exigencia del ‘Periodista Multimeda‘, aquel profesional que sea un 4×4 dentro de Internet. Pero cabe plantearse la siguiene cuestión: ¿puede el periodista multimedia manejarse con todas las herramientas que continuamente salen en el universo digital? Un periodista que trabajara en un medio 2.0 debería, después de publicar la noticia en la web del periódico, colgarla en el perfil del medio en facebook, enlazarla en twitter, subir el vídeo a YouTube (si fuera necesario) y un sinfin más de tareas para que su cabecera gane presencia en Internet. Creo que esto podría conllevar una saturación en la red en el sentido de que hay tantas formas de difunfir la información que llegará el momento en el que el usuario no sepa dónde buscarla, si en twitter, en facebook, en las futuras redes sociales o en casa del vecino.

Tal como escuché en una reciente conversación, «si tu avión se va a estrellar, mándame un sms que lo twitteo el primero». Es cierto que estas nuevas herramientas te permiten ofrecer información actualizada casi al segundo de lo que ocurre, pero ¿conviene estar todo el día pegado al ordenador?

Hay tres criterios de particular importancia para los cibermedios: la inversión en personal para generar contenidos específicos, más allá de los artículos de opinión y las informaciones de las agencias; el uso de materiales multimedia; y que mantengan una relación fluida con su público, no sólo a través de herramientas interactivas como los sistemas de comentarios, sino procurando tener en cuenta sus intereseses y afinidades en la configuración del ‘menú’ informativo»

→ Guillermo López, en Diariocriticocv.com

Treinta años de primera

A finales del año pasado, el diario El País cumplió la friolera de 30 años. A continuación, mediante 5 titulares, trataremos de expresar que han podido significar estas tres décadas dedicadas a la actividad periodística para el que hoy es el diario de información política más leído en toda España:

La política en portada

El diario El País siempre ha destacado por el ser el más independiente de todos los periódicos que se han publicado en España.

Al lado de la Ley

Ante conflictos nacionales o internacionales, la objetividad siempre ha sido la clave de la información que difundía (y difunde) El País.

La voz del pueblo

Portadas como la de la derecha son una clara muestra de que este diario ha estado siempre del lado de sus lectores reflejando sus pensamientos.

Más allá del horizonte

El País, además, también se ha caracterizado por ser uno de los que más y mejor información internacional aporta a los lectores españoles.

El Rey de la prensa española

Con 30 años, todos aquellos profesionales que han formado y forman parte de El País pueden sentirse orgullosos del trabajo que han realizado.

Internet: futuro de la vida periodística

John Carlin, en su artículo «El momento crucial» de la prensa se pregunta cuál será el futuro del periodismo ante la aparición de nuevos medios de difusión de información, como Internet, que están sumiendo en una lenta agonía a los medios más tradicionales como la prensa escrita.

Hay quien piensa que el último periódico en papel se imprimirá en el año 2043, incluso algunos vaticinan una muerte más próxima que rondará la década de 2020. Nadie puede predecir con exactitud cuando morirá la prensa en papel, incluso nadie puede asegurar que el papel desaparecerá. Lo que sí está claro es que la aparición de Internet y su impacto en los medios de comunicación no fue algo que llegase de forma inesperada, sino que era algo que se auguraba pero, aún así, nadie ha sido capaz de encontrar una solución eficaz ante este problema, cuya fundamental consecuencia es la pérdida de beneficios.

Una de las pocas soluciones que paracen garantizar un mínimo grado de supervicencia es la convergencia de redacciones, es decir, que un mismo medio impreso tenga edición en papel y edición digital, como la gran mayoría de las cabeceras de peso de España. Los portales web de información atraen una gran inversión publicitaria puesto que son un soporte multimedia con una gran infinidad de ventajas sobre el papel.

Portales web, blogs, cuadernos digitales… Existe una gran cantidad de herramientas que permiten dejar de lado el papel y dedicarse a escribir información a través de la red. En mi opinión, sólo es cuestión de tiempo que éstas acaben por imponerse. Es más, creo que es un aspecto generacional: los jóvenes (los blogueros) cada vez leen menos prensa escrita y prefieren informarse en la Red, por lo que conforme vayan desapareciendo las generaciones más ancianas (los viejos rockeros del papel) irá muriendo el papel al mismo tiempo.

El delito de informar en Internet

19 enero 2010 1 comentario

Reflexión sobre ‘Ni respeto ni silencio‘, artículo de JuanLuís Cebrián  en El País publicado el pasado 10 de enero:

A finales de diciembre de 2009, la justicia volvió a jugarle una mala pasada al periodismo español. El juez Ricardo Rodríguez Fernández, titular del Juzgado de lo Penal número 16 de Madrid, emitió una sentencia en la que condenaba al director de la Cadena SER, Daniel Anido, y al director de informativos de la cadena, Rodolfo Irago, a un año y nueve meses de prisión y a las penas accesorias de «inhabilitación especial para la dirección de medios de comunicación y el ejercicio de la actividad de periodistas» y a «inhabilitación especial para el derecho de sufragio pasivo» durante el tiempo que dure la pena privativa de libertad impuesta, según informó la página Web de la emisora el 23 de diciembre. El supuesto delito que cometieron estos periodistas fue publicar en dicha Web una lista de militantes del Parido Popular de Villaviciosa de Odón que se afiliaron de manera irregular al mismo.

Los periodistas condenados

Los periodistas acusados. / Elblogferoz.com

El juez argumenta en la sentencia que la protección constitucional sobre el derecho a la información libre se refiere a televisión, radio y prensa escrita, y que Internet no es un medio de comunicación al uso. Además, habla de «revelación de secretos«, de una vulneración en la intimidad de las personas implicadas. En su escrito, Juan Luís Cebrián, arremete contra esta decisión del juez con varios argumentos fundamentales:

-«El deber profesional y ético de todo periodista es revelar secretos, sobre todo cuando sirve para desenmascarar los excesos del poder»: El periodista es un investigador y debe dar a conocer todo aquello que sea irregular y pueda afectar de manera nociva a la vida pública, como ocurre en este caso. No es de recibo permitir que se produzcan irregularidades en un partido político, organismo del que puede depender gran parte de la vida de los ciudadanos. En cuanto a lo de «revelar secretos», ¿en realidad estos periodistas revelaron algún secreto? Considero que no. La afiliación política a un partido no puede ser secreta, puesto que implica participación en la vida pública y un partido recibe votos de determinada parte de la sociedad, la cual merece un respeto y total transparencia.

-«Puedo estar de acuerdo con él en que Internet no es, en sí misma, un medio de comunicación social, pero las páginas web que a través de ella se difunden sí lo son»: De acuerdo, Internet no es un medio de comunicación, cumple muchísimas más funciones. Pero sí es cierto que para que se cumplan todas esas funciones debe existir comunicación, un intercambio de información, y es en los portales Web de los medios donde se produce gran parte de ese intercambio. Además, ¿no se exige a los periodistas inmediatez para las noticias? Pues no hay mejor medio para ello que Internet, más cuando, en un caso como este, la información es veraz, rigurosamente contrastada.

Esperemos que, tras recurrir los periodistas acusados esta «sentencia», todo se solucione por el bien del periodismo y de la libertad de información. Esperemos, también, que en un tiempo no muy lejano se complete el vacío legal que hay sobre la consideración de Internet como medio de comunicación, algo urgente y vital.

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La clave está en reinventarse

Reflexión sobre «Compromiso y relevancia», octavo capítulo del libro «Los elementos del Periodismo», de Bill Kovach y Tom Rosenstiel:

La audiencia quiere información y entretenimiento (infotenimiento) a la vez y, durante estos últimos años, las empresas informativas, con el objetivo de conseguirlo, han ido cayendo en el sensacionalismo barato. Sirvan de ejemplo los programas del corazón que hoy día abundan en casi todas las cadenas de televisión.

«Los periodistas deben esforzarse para que el significante sea sugerente (atractivo) y relevante«. Así lo ordenan Kovach y Rosenstiel en «Los elementos del Periodismo». ¿Cómo se consigue ésto? Pues uniendo cada uno de los criterios que hemos ido comentando a lo largo de todos los posts anteriores de este blog.   El periodismo debe reinventarse, una necesidad vital. Quizás, una de las vías más eficaces sea la del ya conocido periodismo «hiperlocal». La gente busca historias buenas y cercanas, a ellos les gustaría ser los protagonistas de alguna pieza en un iformativo o en una página de un periódico. Eso sí, sin faltar nunca a la verdad, pues la pérdida de credibilidad no le viene bien a ningún reortero. Las normas básicas de contrastación y verificación de la información deben estar siempre presentes, lo cual lleva incluido de serie un buen tratamiento de las fuentes.

Llegados a este punto, volvemos a un aspecto tratado con anterioridad. Si las empresas informativas caen en el sensacionalismo, ¿a quién sirve el periodista? ¿quién manda aquí?. El profesional debe plantarse y apoyar esa reinvención periodística, sin dejarse influir, puesto que es esclavo de su audiencia, quien a su vez es su mayor tesoro. Ahora bien, ¿qué se puede hacer para entretener al público a la vez que se le da información relevante?. Podemos encontrar una infinidad de propuestas que ya se utilizan, como experimentar con técnicas narrativas, el relato de experiencias, aportar una nueva estructura a las noticias, centrarse en el personaje y los detalles… Considero que, por ejemplo, en el periodismo escrito una buena alternativa sería la de expermientar con técnicas narrativas, como si se contara una pequeña historia con un personaje principal, una trama, un argumento y un escenario. Los datos perderían su frialdad, se captaría la atención del lector y, como indica Roy Peter Clark, profesor de escritura en el Poynter Institute de Florida, «la noticia ganaría en significado». Incluso, apostaría por introducir el humor en aquellas noticias que fueran susceptibles de ser contadas para hacer reir.

Para informar y entretener hay que tener claro que siempre será mejor aquella noticia de la que el lector/audiencia pueda sacar alguna conclusión relevante que cualquier información morbosa y amarillista. La clave está en reinventarse.

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La audiencia toma partido

Reflexión sobre «El periodismo como foro público», séptimo capítulo del libro «Los elementos del Periodismo», de Bill Kovack y Tom Rosenstiel:

En varios de los posts anteriores se ha hablado de que el periodista se debe al ciudadano y a la verdad informativa, quien es realmente su jefe. Ahora bien, ¿el ciudadano es un ente pasivo que sólo recibe información? No. El receptor de un medio de comunicación puede (y debe) tomar partido en este «juego» que es el periodismo. Lectores y audiencia no sólo deben juzgar aquello de lo que se les informa, si no también la información en sí. Deben decir si están satisfechos con el «servicio periodístico», tienen derecho a réplica. El feedback entre periodistas y público debe existir.

La aparición de Internet ha ayudado mucho a aumentar la comunicación entre el periodista y su audiencia. A los medios tradicionales como las cartas al director, se añaden los espacios para comentarios en los portales Web de la mayoría de los principales medios de comunicación, por no hablar ya de las redes sociales o los blogs, páginas éstos últimos cuya esencia reside en los comentarios de sus lectores. Por eso, hago mías las palabras de Kovach y Rosenstiel en este capítulo de «Los elementos del Periodismo»: «El periodismo debe proporcionar un foro para el debate y el compromiso públicos. […] que ese debate se construya sobre los mismos principios que el resto del periodismo, empezando por la necesidad de atenerse a la veracidad, los hechos y la verificación. Porque un foro sin consideración por los hechos no es un espacio de información. Un debate basado en los prejuicios y las suposiciones no es más que provocación» (página 187).

Desgraciadamente, en la actualidad, los espacios de más audiencia, por ejemplo, en televisión, son los menos constructivos a la hora de evitar la provocación. No hay más que ver la cantidad de programas del corazón que manchan la pantalla de nuestro televisor. Incluso algún programa deportivo se apunta a esta moda.

La pregunta es: ¿por qué? Considero que los medios de comunicación, desde hace varios años, tratan a la audiencia como una masa homogénea escasa de criterio que se conforma con el morbo televisivo. Y lo peor es que la gran mayoría del público lo acepta: «si es que es lo único entretenido que ponen en la tele, la Esteban es lo que más llama la atención», me decía un familiar en una reciente cena de Navidad. ¿Qué puede hacer el periodista? Éste es otro difícil objetivo para los jóvenes profesionales de la información: acabar con la información basura y reinventar el periodismo, basándose en las posibilidades que ofrecen las nuevas tecnologías para crear un espacio crítico y constructivo donde periodista y público aprendan el uno del otro. Feedback del bueno.

Los medios ya no son emisores únicos. La audiencia ha salido del letargo y con una sociedad cada vez más formada e informada, es normal que los medios se conviertan en altavoz de lo que dicen los demás. Los medios no pierden las misiones hasta ahora conocidas, pero sí que deben ampliar su campo de acción para no quedarse atrás y para no sólo hablar, sino también escuchar»

Rosa Jiménez Cano, periodista, en Canarias7.es

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Periodismo fiscalizador y sin prejuicios

8 enero 2010 1 comentario

Reflexión sobre «Vigilar al poder y dar voz al que no la tiene», sexto capítulo de «Los elementos del Periodismo», de Bill Kovach y Tom Rosenstiel:

Gobierno y sociedad, políticos y gente de a pié, son dos de los elementos entre los que se encuentra el trabajo del periodista. ¿A quién servir? Al ciudadano. El poder político debe tener a alguien que controle su actividad de manera fiscalizadora, y ese fiscal es la sociedad en su conjunto. Pero a ésta última hay que facilitarle esa labor para que pueda ejercer bien su labor controladora, y esa es tarea del periodista, mediar entre las instituciones y los ciudadanos siempre fiel a la verdad. Se habla muchas veces de que el periodismo representa un «cuarto poder«. Pues bien, ese cuarto poder es el control que debe ejercer sobre las instituciones, de manera independiente y siempre dirigido a informar al público para que éste tenga constancia de los hechos y juzgue.

Uno de los medios más efectivos e importantes para desarrollar bien esta tarea es el periodismo de investigación, fruto del trabajo de Boobward y Bernstein con sus investigaciones en el escándalo Watergate. Kovach y Rosenstiel hablan en su libro de «la función fiscalizadora del periodismo de investigación». En el párrafo anterior hemos asociado al ciudadano a esta función, y es que el periodista, como ciudadano, también debe ejercer esta labor, pero desde un punto de vista objetivo y meramente informativo, siempre con una investigación rigurosa. Para ello es también importante el tratamiento de las fuentes informativas.

Antes de que alguien participe como fuente le digo cómo trabajo, le digo que voy a grabar sus declaraciones, le digo que voy a preguntar sobre él a otras personas, que aunque me parece un tipo estupendo, voy a tener que comprobar que lo que me dice es cierto. […] Le digo que si accede a hablar conmigo, punto y aparte. Dejará de tener el control, aunque sí lo tendrá en cuanto a su grado de participación. Si cuando empiece a grabar hay algo que no quiera decirme, que no me lo diga, porque si lo hace, quedará registrado»

→ Boob Woodward. «Los elementos del Periodismo», Kovach y Rosenstiel, página 173.

Un buen reportaje de investigación conlleva todo aquello de lo que ya se ha comentado en posts anteriores: mantener un buen contacto con las fuentes, ser fiel a la verdad, no dejarse influenciar y contrastar toda aquella información que nos llegue. Es muy importante, a la hora de hacer un reportaje, el hecho de no permitir influencias.

Hacer un reportaje es ir al lugar de los hechos, investigar y contar nada más y nada menos que lo que veas y lo que te digan, siempre contrastando. No hay que tener un enfoque predeterminado, no existen los prejuicios«

Mariola Sabuco, redactora jefe del diario Información en la delegación de Elche.

Pueden haber muchos tipos de intereses (empresariales o políticos) externos que quieran que el periodista modifique la información para satisfacer a un determinado sector. Por lo cual, como ya comenté ayer, los blogs son una gran herramienta para aquel que quiera librarse de cualquier influencia que pueda modificar su producto informativo. Aunque, como bien expresó Santi (diariodehoy) en un comentario anterior, los blogs «tienen limites que un medio tradicional rompe por sus propias características (marca, número de empleados, audiencia…)». Ahí surge una ¿nueva ? meta.

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Contrastar, verificar y volver a contrastar

8 enero 2010 1 comentario

Reflexión sobre «Periodismo de verificación», cuarto capítulo del libro «Los elementos del Periodismo», de Bill Kovach y Tom Rosenstiel:

Si el 80% del trabajo de un periodista es elaborar una buena agenda de contactos, el restante 20% es contrastar la información que éstos le puedan dar como fuente. Y es que el ejercicio periodístico, en cualquiera de sus facetas, lleva incluida de serie la tarea de verificar todo aquello que se vaya a publicar/emitir/colgar. El objetivo no es otro que el de cumplir con la obligación de no mentir.

A pesar de que se insista mucho en que el profesional ha de acudir a tantas fuentes como le sea posible para contrastar la información, no siempre se cumple, lo que puede acarrear problemas de falta de credibilidad. Tal y como reflejan Kovach y Rosenstiel en su libro, el periodista debe ser desconfiado, nunca debe dar nada por sentado ni sacar a la luz algo de lo que no esté seguro. Una llamada a un par de fuentes puede ser la solución a esta inseguridad. Por otra parte, el reportero tampoco ha de añadir ni modificar nada a la información que le proporcionen. Es algo obvio pero que ocurre en bastantes ocasiones, en su mayoría fruto del rápido ritmo de trabajo que exige el periodismo actual y las ansias de notoriedad.

Pero hay un concepto muy importante que muchas veces pasa desapercibido para el periodista: humildad. El profesional de la comunicación debe ser consciente de los límites de sus capacidades. No debe dárselas de listillo aunque domine con pasmosa habilidad determinado tema. No hay que olvidar que el periodista es un continuo aprendiz de todo aquello que le rodea, por lo que debe adoptar una actitud humilde, aunque no exenta de crítica constructiva. Es como si a una persona que entiende de fútbol pero que nunca lo ha jugado,  llega a un equipo y dice: «perdonad, no sé jugar al fútbol pero sí las normas y quiero aprender, ¿me enseñáis?».

La humildad evita errores innecesarios, en muchas ocasiones productos de las ganas del periodista por llamar la atención, sirva de ejemplo el caso que Laura Goldstein (redactora especializada en religión del New York Times) explica en «Los elementos del periodismo» (páginas 119 y 120): durante una oración del Pentecostés en las escalinata del Capitolio de Washington, uno de los animadores exclamó: «Roguemos a Dios para que destruya a todos aquellos que están en el Capitolio». El reportero que cubría el evento entendió que «destruir» significaba «matar», y así lo reflejó en su escrito, pero no sabía que, como explica Goldstein, «cualquier pentecostal sabe que rogar a Dios para que destruya a alguien significa que lo destruya en espíritu, que esa persona sea invadida por el amor a Jesús».

También comentamos la importancia de contrastar la información en algún post anterior: Woodward y Bernstein, los reporteros del caso Watergate, convertían en obsesión propia la tarea de verificar toda la información que les llegaba y que era susceptible de publicarse, por eso dieron en el clavo en sus investigaciones. La verdad lleva al éxito.

Fragmento del «Encuentro Digital» con Lorenzo Milá en elmundo.es el 13 de Junio de 2005:

[Pregunta]11. ¡HOLA LORENZO! ¿Qué hace un periodista cuando recibe una información anónima y parece ser que es real? No pienso en Lydia Lozano, pero bueno, ahora que lo pienso a lo mejor sí… O sea: ¿cómo lo hacéis para contrastar informaciones que parecen no tener fuente? Pau P. C. Barna

[Respuesta] Pues es la norma básica de cualquier periodista: CONTRASTAR. Hay que llamar y llamar, preguntar y rebuscar hasta que varias fuentes de confirman ese dato o esa información. Lo que hay que tener es la honestidad suficiente para frenar el proceso si no consigues contrastarlo. Lo que sobra muchas veces son ganas de firmar noticias destacadas. Una vez más: vanidad periodística.

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El periodista y sus jefes

Reflexión sobre «¿Para quién trabaja el periodista?», tercer capítulo del libro «Los elementos del Periodismo», de Bill Kovach y Tom Rosenstiel:

En este tercer capítulo de «Los elementos del Periodismo«, Kovach y Rosenstiel hablan sobre cómo la perspectiva empresarial del periodismo ha ido cambiado el concepto de «independencia» del mismo. El periodismo, sin lugar a dudas, es un negocio, pero también es un servicio. El periodista se debate ahora mismo en quién es el receptor de ese servicio. Se supone que cualquier profesional del sector debe lealtad a su lector/audiencia, pero la faceta empresarial de un medio de comunicación puede hacer variar esta cuestión. Actualmente, muchos medios de comunicación ofrecen información sesgada que responde a intereses particulares. Ahora bien, ¿intereses de quién? Pueden haber varios interesados: los dueños del medio, los anunciantes, los políticos… Ésta es una tendencia que, con el paso de los años, ha hecho que el periodismo pierda valor con el consiguiente descenso de crédito de cara al ciudadano, el verdadero «jefe» del periodista.

Un ejemplo de cómo estos intereses pueden interferir en el producto periodístico es el programa radiofónico «La Brújula«, de Onda Cero y presentado por el periodista Carlos Alsina. Es un espacio que tiene mucha audiencia pero que, a su vez, incluye una gran cantidad de cortes publicitarios que distrae la atención del oyente. Es cierto que los ingresos publicitarios son la mayor fuente de ingresos de una emisora de radio pero, entonces, ¿quién manda aquí? ¿los anunciantes o el público deseoso de buena y completa información?

El periodista se debe al ciudadano, aquél que compra y lee el periódico cada mañana, aquél que escucha la radio sentado en el sillón, aquél internauta que busca información y actualidad. Si en el caso que comentábamos en el post anterior, Bergman hubiera cedido ante la presión de sus superiores (debidas a intereses económicos), jamás se habría descubierto el fraude de aquella empresa tabacalera y los ciudadanos estadounidenses seguirían sin conocer la manipulación de la nicotina que allí se llevaba a cabo.

El profesional de la comunicación debe luchar por su independencia y, actualmente, una buena herramienta para ello son los blogs, muchos de ellos editados por los propios periodistas que no quieren tener encima el peso de una cabecera, ni cualquier presión política o empresarial. Liberarse de esas abultadas cargas es el gran objetivo del buen periodismo.

«Yo no trabajo para ustedes. Ustedes me pagan, lo cual les agradezco, pero la verdad es que yo no trabajo para ustedes, y si se trata de una cuestión de lealtad, mi lealtad estará con la persona que enciende el televisor«.

Nick Clooney, presentador de televisión, a sus superiores.

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