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El periodista y sus jefes

Reflexión sobre «¿Para quién trabaja el periodista?», tercer capítulo del libro «Los elementos del Periodismo», de Bill Kovach y Tom Rosenstiel:

En este tercer capítulo de «Los elementos del Periodismo«, Kovach y Rosenstiel hablan sobre cómo la perspectiva empresarial del periodismo ha ido cambiado el concepto de «independencia» del mismo. El periodismo, sin lugar a dudas, es un negocio, pero también es un servicio. El periodista se debate ahora mismo en quién es el receptor de ese servicio. Se supone que cualquier profesional del sector debe lealtad a su lector/audiencia, pero la faceta empresarial de un medio de comunicación puede hacer variar esta cuestión. Actualmente, muchos medios de comunicación ofrecen información sesgada que responde a intereses particulares. Ahora bien, ¿intereses de quién? Pueden haber varios interesados: los dueños del medio, los anunciantes, los políticos… Ésta es una tendencia que, con el paso de los años, ha hecho que el periodismo pierda valor con el consiguiente descenso de crédito de cara al ciudadano, el verdadero «jefe» del periodista.

Un ejemplo de cómo estos intereses pueden interferir en el producto periodístico es el programa radiofónico «La Brújula«, de Onda Cero y presentado por el periodista Carlos Alsina. Es un espacio que tiene mucha audiencia pero que, a su vez, incluye una gran cantidad de cortes publicitarios que distrae la atención del oyente. Es cierto que los ingresos publicitarios son la mayor fuente de ingresos de una emisora de radio pero, entonces, ¿quién manda aquí? ¿los anunciantes o el público deseoso de buena y completa información?

El periodista se debe al ciudadano, aquél que compra y lee el periódico cada mañana, aquél que escucha la radio sentado en el sillón, aquél internauta que busca información y actualidad. Si en el caso que comentábamos en el post anterior, Bergman hubiera cedido ante la presión de sus superiores (debidas a intereses económicos), jamás se habría descubierto el fraude de aquella empresa tabacalera y los ciudadanos estadounidenses seguirían sin conocer la manipulación de la nicotina que allí se llevaba a cabo.

El profesional de la comunicación debe luchar por su independencia y, actualmente, una buena herramienta para ello son los blogs, muchos de ellos editados por los propios periodistas que no quieren tener encima el peso de una cabecera, ni cualquier presión política o empresarial. Liberarse de esas abultadas cargas es el gran objetivo del buen periodismo.

«Yo no trabajo para ustedes. Ustedes me pagan, lo cual les agradezco, pero la verdad es que yo no trabajo para ustedes, y si se trata de una cuestión de lealtad, mi lealtad estará con la persona que enciende el televisor«.

Nick Clooney, presentador de televisión, a sus superiores.

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