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Woodward, Bernstein y Felt

El escándalo Watergate es uno de los hitos más importantes de la historia del periodismo. Los periodistas Bob Woodward y Carl Bernstein, del Washington Post, destaparon una gran red de corrupción política del gobierno de Nixon en 1972 que acabó con la dimisión del presidente en 1974. Hasta hoy, mucho se ha hablado del caso Watergate, un hecho que supuso el inicio de lo que comúnmente se denomina «periodismo de investigación», aquél que muchos consideran el periodismo real.

Para sacar a la luz todo el entramado que componía este escándalo, Woobdard y Bernstein tuvieron que consultar una gran cantidad de fuentes que, en su mayoría, tenían difícil accesibilidad. Contactaron con políticos, con contactos propios y anónimos como Garganta Profunda, extrajeron información de documentos oficiales como la lista de los trabajadores del comité de reelección del presidente Nixon… Volcaron sus vidas en averiguar qué estaba detrás de todo aquel entramado de corrupción. Y les dió resultado. En el tratamiento de las fuentes informativas, ambos periodistas supieron desenvolverse correctamente. Hicieron un buen uso del sentido de la observación con sus fuentes potenciales y siempre procuraron tratar a la gente cara a cara (aunque, por supuesto, también recurrían al teléfono en incontables ocasiones). No cayeron en trampas y siempre se preocuparon por contrastar la información que les llegaba, puesto que sus superiores en el Washington Post andaban tras sus pasos preocupándose de que no erraran, dada la gravedad del asunto que llevaban entre manos y que no les convencía el uso de una fuente de información anónima. Un error mínimamente grave hubiera sido fatal.

En 2005, 33 años después del escándalo Watergate, Garganta Profunda reveló su verdadera identidad en la revista Vanity Fair. Su nombre era Mark Felt y, con 91 años, vivía en California con su hija y su nieto. Mientras Woodward y Bernstein publicaban artículos y repotajes en el Washington Post sobre el Watergate, Felt era el número dos del FBI y un gran amigo de Woodward. Tras la muerte de John Edgar Hoover, el director del FBI, Felt aspiraba a ser su sucesor, pero Nixon prefirió designar como mandatario a Patrick Gray, un hombre fuera de las filas del cuerpo. Existe un debate sobre si Felt, fallecido en diciembre de 2008, suministró información a los periodistas para conseguir la caída de Nixon y vengarse o, por otro lado, cumplía con su deber. ¿Alguien puede pensar que Garganta Profunda utilizó a Boobward y Bernstein para saldar cuentas con Nixon? ¿Puede el mayor logro periodístico de la historia ser fruto de un sentimiento de venganza? En mi opinión, sinceramente, no. Más allá del desprecio que Felt sintiera hacia el presidente Nixon, Garganta Profunda debe ser considerado como un héroe justiciero más del escándalo Watergate, puesto que no sólo acabó con la carrera del gobernador, también con la de muchos miembros políticos involucrados en la red de corrupción. ¿No es el deber de un miembro del FBI velar por la justicia?

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